No se quién tendría la lucidez momentánea de hacer una jaulita para retener el canto de un pajarillo. La misma falta de vergüenza de siempre, la misma posesividad de lo auténtico, el eterno querer siempre lo bueno y mejor para uno. Cuando aprendamos que lo mejor y bonito no tiene porqué querer quedarse siempre con nosotros, conoceremos y sentiremos mejor los placeres de la vida. A volar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario